16 de julio de 2010

La injusta igualación de lo desigual

Ya Aristóteles opinaba que es injusto tratar como igual aquello que no lo es. Y varios valientes senadores argentinos que votaron en contra del matrimonio homosexual se adhirieron a este pensamiento, frente a la avasalladora masa de abanderados del relativismo y su dictadura, que finalmente se impuso por exigua mayoría.

En la madrugada del 15 de julio pasado, Argentina se convirtió en el primer país de Latinoamérica en aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo a nivel nacional. Este acontecimiento estuvo rodeado de muchos escándalos, choques políticos, declaraciones polémicas a nivel religioso, multitudinarias marchas tanto a favor como en contra del proyecto.

El hecho merece una profunda reflexión. Sus defensores celebran el supuesto triunfo de la igualdad por sobre la discriminación, bajo el lema de “los mismos derechos con los mismos nombres”. Sus detractores, entre los que me incluyo, decimos que por esencia, naturaleza y tradición, el matrimonio no puede referirse más que a la unión hombre-mujer.

Bajo el argumento de la no discriminación, se está imponiendo la moda de pretender reconocer “derechos para todos”, cuando que estamos ante dos situaciones absolutamente distintas. La unión hombre-mujer es la condición sine quae non de supervivencia de la especie humana. Es la única que permite la reproducción, pues en la mayoría de los casos, esta relación es potencialmente fértil. Claro, no en todos (ancianos, infértiles, etc.), pero la excepción no hace a la regla.

La existencia del matrimonio como figura legal obedece, por tanto, a razones de orden público. Responde al motivo de un reconocimiento legal de lo que en la naturaleza se halla establecido. Brinda protección a la familia, que de otro modo natural, no podría existir, y otorga beneficios patrimoniales como consecuencia (sociedad conyugal, beneficios sociales, laborales, vocación hereditaria, etc.)

Admitir que sólo esto y nada más que esto es matrimonio no significa cerrar los ojos ante la realidad de un gran colectivo (por sobre todo, en países como Argentina) de personas que adoptaron la homosexualidad. No le estoy negando derechos ni discriminando, ni argumentando el matrimonio en base a una orientación.

Creo en la igualdad de derechos para todas las personas y que nadie puede ser privado de ellos por ninguna razón. Simplemente, explico lo que – segúna una convicción racional – son los caracteres esenciales de una institución, que trasciende lo jurídico y político. Llamar dos cosas diferentes con nombres diferentes no es discriminar.

Para suplir esta situación fáctica – la existencia de parejas homosexuales que conviven – se previó otro instituto jurídico, cual es la unión civil. A través de ella, se garantiza la cobertura de los beneficios sociales y patrimoniales ya mencionados, de modo a que ellas se hallen provistas de la protección legal que reclaman.

Sin embargo, a pesar de haberse presentado un proyecto alternativo con esta figura, por medio de maniobras políticas su tratamiento legislativo fue bloqueado y se impuso en la agenda el tratamiento del matrimonio homosexual, el cual finalmente prosperó. Ellos consideran que el mantener dos instituciones similares acentúa la discriminación.

Incorporar bajo el concepto del matrimonio a aquellas parejas estables de personas del mismo sexo es derribar la esencia sagrada y natural del mismo. Es forzar que algo que NO ES, sea. Es socavar un fundamento de la sociedad. Es querer igualar lo que es distinto, diferente, desigual.

La ley del matrimonio homosexual comete esa injusticia, en contra la mayoría en el colectivo social. Llama de la misma manera a dos situaciones que, de ninguna manera, lo son. Que no son iguales ni pueden serlo. Con ello, además, nos impone a todos un pensamiento que no queremos tener.

Y lo peor de todo... condena a los niños que en el futuro se adopten a crecer bajo una paradigma social de familia opuesto al que la naturaleza dispuso, bajo una concepción de la sexualidad contraria a aquella que los hizo concebir.

Es una degradación moral de la sociedad.


"NO SE PUEDE IGUALAR AQUELLO QUE NO ES IGUAL"

2 comentarios:

Rigobaldo dijo...

¿Por esencia, naturaleza, y tradición?

La esencia del matrimonio es jurídica, contractual - por eso está regulado en el Código Civil. En demostración de que no hay otra esencia, ha ido cambiando a lo largo de la historia. Los cambios más fuertes, con mucho, han sido los que consagraron la igualdad jurídica de ambos contrayentes, y permitieron la disolución del vínculo.

De hecho la apertura del contrato a contrayentes del mismo sexo no lo cambia - cualquier pareja no homosexual que se case, seguirá gozando de idénticos derechos y deberes de cuantos gozaba antes de esta modificación. No se ha modificado los contenidos jurídicos del instituto; se han modificado los criterios de acceso al mismo.

De naturaleza, el matrimonio no tiene nada. El matrimonio es 100% una construcción convencional, social y jurídica. En la naturaleza no se verá jamás un solo matrimonio, aunque uno se pase la vida observando - lo que se presencian son emparejamientos más o menos estables, más o menos fecundos. Muchos heterosexuales y unos pocos homosexuales.

De tradición, puede tener todo lo que uno quiera infundirle en el ámbito privado, pero ojo a imponer la propia tradición en el ámbito público. También la esclavitud era tradicional - también era tradicional que la mujer no pudiera tener ni propiedades ni pasaporte sin el consenso del marido - también era tradicional un embarazo al año, cayera quien cayera, hasta derrengarla o matarla.

Vamos, no quiero explicarme mal - me parece muy bien lo que Vd. piensa. Pero me parece muy bien para que lo aplique en su propia vida y la de su futura esposa. Le sugiero en cambio que deje el ámbito público para que otras personas que piensan de modo diferente tengan exactamente los mismos derechos que Vd., y que puedan desarrollar así sus respectivas vidas, acertando o equivocándose.

Atentamente,

Elda dijo...

Coco, como puedo ser tu seguidora? no tenes esa aplicación? Este tema es muy difícil,yo soy muy pesimista al respecto, creo que así nomas va ser. Lo bueno es malo y lo malo es bueno..¿no te suena?