22 de septiembre de 2008

VOTO DE CONFIANZA A PRUEBA. Los acuerdos en el Senado

Me resulta algo ridículo la polémica que, de vuelta, se está levantando en el Senado con respecto a los acuerdos constitucionales para los nombramientos. Se cuestiona a Mateo Balmelli por la negativa de incluir los gastos sociales de Itaipú en el Presupuesto General de la Nación; a Carlos Cardozo, por una resistencia hacia su persona en los Departamentos donde se ubica Yacyreta.Es cierto que, cuando la Constitución estableció el mecanismo de acuerdos para nombramientos de cargos de gran trascendida, como sin duda son los mencionados, lo que buscaba era que el Senado ejerza un rol de contralor a la discresionalidad presidencial a la hora de nombrar a quienes administrarían áreas que requerían una tutela democrática mayor. Por este motivo, desde el punto de vista ESTRICTAMENTE constitucional, la Cámara de Senadores tiene todo el derecho de negarse a prestar al acuerdo cuando no considere que la persona designada por el Ejecutivo sea la más idónea para el cargo.Hago hincapié en lo estrictamente constitucional para diferenciarlo de lo políticamente conveniente. No siempre estos dos criterios coinciden. En el caso de la banca senatorial de Nicanor, se visualizó el conflicto y prevaleció lo político sobre lo judicial. Aclaro que no pretendo emitir opinión ni juicio de valor sobre el tema, sino simplemente una pasajera mención al tema.Un rol primordial que cumple el Poder Legislativo (y el Senado, por supuesto, como una de sus Cámaras) es el de ejercer una contraloría de la gestión para garantizar la gobernabilidad, la institucionalidad y el régimen democrático en un Gobierno; por lo cual, sus decisiones son eminentemente políticas, que debería circunscribirse exclusivamente al marco que el Estado de Derecho permite.El Gobierno de Fernando Lugo ha asumido hace poco más de un mes, y hasta ahora ha demostrado una buena predisposición en todo sentido hacia lograr una buena gestión. Más allá de los conflictos propios de todo poder, no ha habido escándalo que no se haya resuelto y la capacidad conciliadora que ha manifestado Lugo resulta interesante. Centrándonos en el tema que nos ocupa, los acuerdos parlamentarios para Itaipú y Yacyretá, es mi parecer (y creo tener razón) en que, ante un Gobierno que se inicia, es deber político del Congreso otorgarle un voto de confianza en carácter "beta" o "a prueba", en "términos informáticos". Mateo Balmelli y Cardozo, más allá de los defectos que puedan tener, ofrecen un perfil de honestidad e inoneidad que los hace aptos para los cargos que ocupan, la titularidad de Itaipú y Yacyretá, respectivamente. Sobre los gastos sociales, más allá de que Mateo manifiesta que no pueden ser incluidos en el Presupuesto General de la Nación por razones jurídicas (según él), se ha mostrado abierto a que la Contraloría y el Congreso ejerzan el control que consideren oportuno para demostrar la transparencia de su gestión. No obstante, por este asunto, Patria Querida y UNACE dieron a entender prácticamente, que no le otorgarán el acuerdo.El otro personaje de la historia es Carlos Cardozo, proveniente de Tekojoja, con un perfil bajo, quien encuentra resistencia en la bancada liberal del Senado (en teoría, oficialista). Los argumentos que esgrimen los Franco y otros liberales se refieren a la objeción hecha por pobladores de Misiones e Itapúa hacia la persona de Cardozo, y mencionó también Federico, el nombramiento por recomendación política de un consejero en la binacional. Ninguno de estos dos motivos realmente ameritan un cuestionamiento serio hacia su designación. La objeción departamental no sostiene motivos sólidos, y el nombramiento político, tampoco, puesto que al ser cargos políticos, obviamente que no existe un concurso de méritos de la Secretaría de la Función Pública para los mismos. ¿O acaso Rosa Merlo, Gustavo de Gásperi, Franklin Boccia y Kencho Rodríguez fueron designados por concurso? No, sino por recomendación. Y no está mal, en el nivel en que se da, por la confianza que requieren estos cargos.conveniente seguir apoyándolo o no. Pero dejémoslo comenzar en paz.En todo este rollo, Federico Franco tendrá un rol bastante protagónico y realmente por primera vez estoy viendo que el Vicepresidente está ejerciendo la función de nexo entre el Ejecutivo y el Legislativo. Lo que Federico debe tener en claro es que, en este momento, él no es el Presidente del PLRA, sino el Vicepresidente de la República, por lo que su presencia en el Parlamento debe reflejar los intereses del titular del Ejecutivo, Fernando Lugo, sin dejar lugar a las diferencias políticas que puedan existir entre el número 1 y el número 2.Creo que ciertos bloques del Senado están iniciando mal su relacionamiento con el Ejecutivo, puesto que aparentemente solo existe el "deseo de incidentar" por bagatelas que no requieren trascender al ámbito del escándalo y la lucha política. Se debe dar un voto de confianza a prueba al Gobierno de Lugo, y en todo caso, a corto o mediano plazo, evaluar para analizar si resultaconveniente seguir apoyándolo o no. Pero dejémoslo comenzar en paz y apoyemos sus primogénitas iniciativas.

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